¡2035 está a la vuelta de la esquina! Los desafíos que se avecinan son aquellos a los que las empresas ya se enfrentan hoy: la transformación digital, la sostenibilidad ambiental y la innovación continua. Una empresa debe ser ágil y capaz de adaptarse rápidamente a los cambios. Afrontar el desafío de la vigilancia tecnológica y geopolítica es crucial. Para sobrevivir, cada empresa necesita un plan a largo plazo, idealmente de 15 años, y una visión clara de su futuro en un mundo en constante evolución. Esto se aplica a empresas pequeñas y grandes, en todos los países.
Las empresas deben estar listas para aceptar el cambio y aprovechar las oportunidades, en lugar de crear condiciones para resistirse a ellas. Necesitan comprender el mundo que las rodea y anticipar las tendencias futuras.
Depende de la empresa. La mayoría de las grandes empresas globales, enfrentadas a la competencia, ya están en este camino. Con la globalización e Internet, incluso las pequeñas empresas enfrentan competencia internacional y tienen acceso al mercado global. Muchas empresas ya se están adaptando a estas nuevas realidades invirtiendo en tecnologías de punta y adoptando prácticas sostenibles.
Tres modelos de empresas probablemente surgirán progresivamente:
1. **Emprendedores individuales**: Cada vez más personas se están convirtiendo en consultores o trabajadores independientes vinculados a una o varias empresas de manera temporal.
2. **Empresas temporales**: Grupos de personas se reunirán en torno a un proyecto durante 5, 10 o 15 años, luego se separarán y la empresa desaparecerá.
3. **Empresas sostenibles**: Estas empresas encarnan un ecosistema en lugar de un producto, como Google o Apple. Deben sobresalir en innovación, anticipar las necesidades futuras y identificar con precisión el talento necesario.
Enfocarse únicamente en las competencias básicas o ser una empresa sin fábricas parece suicida. El valor añadido proviene de la producción o de servicios diversificados. Una empresa debe ser adaptable y no centrarse en un solo producto, o corre el riesgo de desaparecer, como ocurrió con Nokia y Kodak. La era de las empresas monocéntricas ha terminado; la diversificación y la agilidad son esenciales para sobrevivir.
Una empresa sostenible trabaja en el interés de las generaciones futuras: consumidores, medio ambiente, empleados y accionistas. Necesita accionistas a largo plazo. Los accionistas a corto plazo, como los creados por el trading de alta frecuencia, son perjudiciales para las empresas. La estabilidad del capital a largo plazo es crucial, con derechos de voto proporcionales a la duración de la propiedad de las acciones. Los accionistas a largo plazo, como las familias y el Estado, son los mejores si son exigentes y están orientados hacia la sostenibilidad.
El sistema actual es susceptible de cambiar debido a una crisis en el mercado mundial de bonos, lo que cuestionará las prácticas excesivas de financiamiento. La bolsa no es el único medio para obtener capital; el capital privado a largo plazo es una alternativa más viable para los accionistas a largo plazo. Además, las empresas deben explorar métodos de financiamiento innovadores como los bonos verdes y los bonos de impacto social.
Los directores financieros deben centrarse en tres áreas fundamentales: la estabilización de los accionistas, la gestión ética y el dominio de la tecnología. Comprender los roles de los empleados y los últimos desarrollos en matemáticas y tecnologías digitales es esencial. También deben tener una perspectiva global y ser capaces de especular positivamente sobre el futuro, anticipando tendencias y cambios.
2035 está a la vuelta de la esquina. Aunque las consideraciones a corto plazo son cada vez más prevalentes, los directores financieros deben prepararse para el futuro utilizando tecnologías avanzadas de previsión y métodos. Anticipar el futuro y establecer las condiciones necesarias para alcanzarlo es esencial para tener éxito.
Para prepararse para el futuro, las empresas deben adoptar técnicas avanzadas de previsión. Estos métodos, más sofisticados que los actualmente utilizados en los mercados financieros, permiten prever el futuro personal de cada uno y el de la empresa. Es esencial definir este futuro y establecer las condiciones necesarias para alcanzarlo. El explorador moderno investiga el futuro para informar y guiar las decisiones estratégicas, asegurando que la empresa avance en la dirección deseada. Prever para actuar sigue siendo el lema clave para navegar hacia 2035.